Leila Sant
Continuación del artículo de Leila Sant y ante el nº de entradas habido, publicamos, en esta segunda edición del nº 111 de UTOPÍA, otros cinco principios para una nueva economía
Casi cuarenta años después, 26 de las personas más ricas del planeta tienen la misma riqueza que los 3.800 millones más pobres; el 1% de la población acapara el 82% de la riqueza; las pérdidas por desastres naturales desde 1980 alcanzan ya los 3,8 billones de dólares; 800 millones de personas viven por debajo de 1,90 dólares al día; otros 800 millones de niños están en estado de desnutrición. Un estudio del banco mundial muestra que 175 de 189 países tienen leyes discriminatorias contra las mujeres.
A continuación, se proponen otros cinco principios claves para una economía viable, sostenible y que sirva al bienestar de la humanidad y de sus miembros.
- Participación de los beneficiarios
Las personas son los protagonistas, no los objetos materiales o los servicios. Son ellos los que en última instancia recibirán las consecuencias de las decisiones sobre las políticas públicas, siendo beneficiados o perjudicados, y por lo que deberían contribuir con su perspectiva en la toma de decisiones. La participación en un sistema económico puede tomar una serie de formas distintas: recepción de servicios, elecciones, toma de decisiones, implementación de ideas a la acción o a través de la contribución en el proceso de generación y aplicación del conocimiento.
Para permitir una participación completa y adecuada, un paso previo necesario es la creación de capacidad en las personas para la participación y generar suficiente motivación para lograr un proceso de transformación y aprendizaje colectivo. Además, la participación no se configura como una experiencia puntual, sino que se visualiza como un proceso a largo plazo.
Asimismo, se deberá dar espacio a una diversidad de individuos que por etnia, género, clase o capacidad se han encontrado en una situación más vulnerable y están siendo excluidos de tomar el papel que les toca en la sociedad. Para ello, no solo se les deberá dar espacio, sino remover activamente los problemas estructurales que perpetúan sistemas de desigualdad y opresión.
En este sentido, lo local adquiere especial relevancia, ya que es el espacio social más cercano a los individuos. Lo local permite aprovechar mejor los recursos y el potencial local, potencia la innovación de los sistemas productivos locales y la formación de recursos locales, y contribuye a equilibrar la balanza entre lo urbano y lo rural.
2 Regularización
Con el fin de beneficiar las inversiones y negocios de la economía a nivel local, el Estado debe intervenir en cuestiones relacionadas con el empleo —condiciones laborales, salario mínimo interprofesional, condiciones que acompañan el despido—; el medio ambiente —limitación de contaminación en las empresas, políticas que beneficien formas de producción sostenibles, políticas que hagan las ciudades más sostenibles y reduzcan su impacto—; la distribución del dinero y del movimiento de capital a nivel global. Por otro lado, también deben democratizar las instituciones políticas, promocionando una mayor y mejor participación y evitando la influencia de unos pocos con poder económico sobre la toma de decisiones colectivas.
La desregularización ha provocado una privatización de instituciones públicas, la concentración del poder de decisión sobre unos pocos, dificultado la rendición de cuentas, imposibilitado la contribución de los afectados en la toma de decisiones, monopolizado el mercado, externalizado los servicios a países con peores condiciones laborales y medioambientales, causando desequilibrios políticos y conflictos, a la vez que unos pocos se benefician de la explotación.
3 Valoración del trabajo no monetizable
Algunas corrientes y sectores sostienen que la economía actual depende del trabajo de aquel trabajo realizado por familiares, amigos, comunidades y sociedad civil que no se puede mercantilizar o contabilizar a nivel productivo. Sobre todo, esto ocurre en ámbitos en los que mayoritariamente se ocupan las mujeres, como el trabajo de casa o los cuidados.
El trabajo no solo sirve para ganarse un medio de subsistencia, sino también cumple un propósito en la sociedad y dota de sentido al individuo. Cualquier trabajo que contribuye al bienestar de la sociedad debería ser reconocido como un recurso social valioso. ¿Por qué no estando sujeto a las leyes de la oferta y la demanda significa que se encuentra desprovista de valor? Es necesario cambiar la forma en que medimos el progreso económico. El Producto Interior Bruto, la productividad o la eficacia como vara de medir deben ser sustituidos por la eficiencia, la suficiencia, la resiliencia respecto a los riesgos del futuro y la contribución a al bienestar humano.
4 Innovación
La innovación se ha visto como una consecuencia natural de la competición y el conflicto —entre individuos, entre empresas y entre Estados—. No obstante, la verdadera innovación viene de dos fuentes: el conocimiento científico y las tradiciones culturales y religiosas. A través de formas estructuradas del aprendizaje y toma de decisiones colectivas, no son solo unos pocos que ostentan un conocimiento privilegiado, sino que instituciones privadas y públicas, comunidades e individuos pueden colaborar.
El uso de la tecnología de forma apropiada con el fin de librar tiempo hacia otras actividades constructivas es algo que actualmente se está explorando.
5 Gobernanza y diversidad
La humanidad está ansiosamente avanzando hacia un nuevo orden global de justicia, prosperidad, unidad y sostenibilidad. Necesariamente deberán acompañarlo mejores sistemas de gobernanza a nivel local, regional, nacional y global que puedan dirigir los recursos hacia las necesidades de la humanidad y fomentar la participación, colaboración y desarrollo de las estructuras que componen la sociedad.