Javier M. Andrade
De vez en cuando tenemos voces de una parte de la jerarquía católica que tratan de defenderse de lo que ellos llaman ideología de género, justificando así su concepto monolítico de familia. Sin embargo, ¿Quién no es consciente de que las familias son diversas y plurales? Pueden ser homoparentales, monoparentales, donde los cuidadores son los abuelos, donde son madres o padres solteros, donde es la hermana o hermano mayor, etc.
Hace unos años el obispo de Alcalá de Henares, Juan Antonio Reig Pla (el pleno del Ayuntamiento de Alcalá lo votó como persona non grata), mientras RTVE retransmitía sus palabras un Viernes Santo, dijo desde el púlpito que los gays “encuentran el infierno …llevados por tantas ideologías, que les hacen no orientar bien lo que es su sexualidad humana; piensan ya desde niños que tienen atracción hacia personas de su mismo sexo y, a veces, por comprobarlo, se corrompen y prostituyen”, como si la orientación sexual o identidad de género se pudieran elegir según amanece cada día. También varios colectivos le denunciaron.
Como dice el refrán, Dios los crea y ellos se juntan: López de Andújar, Rico Pavés y Reig Pla firmaron una hostil carta pastoral contra la ley integral de transexualidad (exactamente Ley de identidad y expresión de género e igualdad social y no discriminación) de la Comunidad de Madrid. Parece que buscaron apoyos adicionales que firmaran tal carta, pero incluso el arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, no dio su apoyo a la misma.
Viene bien recordar parte (en este caso del preámbulo de la misma) de esta recientemente aprobada ley integral de transexualidad:
“La transexualidad es un fenómeno presente en todas las culturas de la humanidad y en todo tiempo histórico. Los estudios científicos de todo orden nos enseñan que las manifestaciones de identidad de género del ser humano son variadas y que cada cultura hace su propia interpretación de este fenómeno. Las respuestas que las distintas sociedades han dado a esta realidad humana han sido muy diversas a lo largo del tiempo y en las distintas geografías de nuestro mundo. Algunas sociedades han aceptado en su seno una realidad de género no estrictamente binaria y han articulado mecanismos sociales y leyes que promueven la integración de las personas trans en la sociedad. Otras, por desgracia, han manifestado diversos grados de rechazo y represión de las expresiones de identidad de género provocando graves violaciones de los derechos humanos de las personas trans.
La definición del sexo-género de una persona va mucho más allá de la apreciación visual de sus órganos genitales externos en el momento del nacimiento, y ─ como estableció el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, tras una decisión adoptada por unanimidad, en dos importantes sentencias de 2002─ no es un concepto puramente biológico, sino, sobre todo, psicosocial.
La Ley sigue en su definición de identidad de género y expresión de género el criterio de la Agencia de Derechos fundamentales de la Unión Europea que a su vez obtuvo la definición tras un extenso trabajo de consulta con las principales organizaciones trans europeas e internacionales. El concepto de identidad de género se refiere a la vivencia interna e individual del género tal y como cada persona la siente profundamente, incluyendo la vivencia personal del cuerpo, y otras como la vestimenta, el modo de hablar y los modales. La identidad de género está generalmente acompañada del deseo de vivir y recibir aceptación como miembro de dicho género, e incluso del deseo irrenunciable de modificar, mediante métodos hormonales, quirúrgicos o de otra índole, el propio cuerpo, para hacerlo lo más congruente posible con el sexo-género sentido como propio”.
Bien les vendría leer y releer esta ley a algunos obispos, la cual ofrece excelente información, protección y derechos, mientras que no los resta a nadie. De gran ayuda sería para Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, quien se negó a confirmar a una persona transexual.
El obispo de San Sebastián, José Ignacio Munilla, se suma y arremete contra lo que designan ideología de género. En su libro Sexo con Alma, viene a decir que el “sexo homosexual no puede recibir aprobación en ningún caso” o que “ la masturbación es una especie de violencia sobre el cuerpo, porque pretende arrancarle el placer, sin vivir a cambio la verdad del amor que le da sentido”.
Algunos que hemos leído los evangelios varias veces no imaginamos a un Jesús de Nazaret, quien hablaba y actuaba con libertad, quien rompió tantos moldes de su época, diciendo este tipo de cosas. Es más, no nos cuesta nada imaginarlo celebrando el amor de muchas parejas y familias, diversas todas ellas.
El prelado de Tenerife, Bernardo Álvarez, llegaba a decir que “la homosexualidad es algo que perjudica a las personas y la sociedad”.
¿Es así, o quizás son estas afirmaciones las que no ayudan a crear una sociedad inclusiva, diversa, respetuosa, libre? ¿Son sólo pataletas para ponerse a la defensiva ante el creciente número de leyes que van siendo aprobadas para facilitar la igualdad y protección de las personas LGTBI?
La teología tiene que llevar una responsabilidad social consigo: Si algunos procesos se han establecido en la sociedad para amenazar la igualdad social y dignidad humana, la teología no ha de quedarse en silencio. La fe vivida con responsabilidad es lo que puede liberarnos de la injusticia social, opresión, pobreza y exclusión. Una sociedad justa puede sólo salir adelante si somos capaces de descubrir el rostro del Dios sufriente en el rostro de nuestros semejantes humanos que sufren discriminación. No debemos pasar sin hacer nada”.
2 comentarios
Impecable, Javi. Mientras no partamos del concepto de persona, que nos iguala a todos, no habrá nada que hacer. “No hay judío ni griego; no hay esclavo ni libre; no hay hombre ni mujer; porque todos sois uno en Cristo Jesús” nos dice Pablo en Gálatas 3,28. No está de más recordar palabras que intentan transmitir el mensaje de Jesús y que son válidas y de plena actualidad en cualquier momento.
El amor auténtico es esa fuerza maravillosa que nos mueve al otro, a la felicidad compartida, que nos hace más libres y humanos… es el eco de Dios en nuestras vidas, tan necesario como respirar, tan bendito y maravilloso es el amor homosexual como el heterosexual, además primero somos personas con total dignidad g después… hombres, mujeres, transexuales,etc, da igual, eso es lo de menos, es una manera igualmente válida de ser hijos libres y amados del Padre Dios…