Luis Ángel Aguilar
Cerca de 200 personas, pertenecientes a las Comunidades Cristianas Populares (CCP) del estado español, nos hemos reunido en los salesianos de La Almunia de Doña Godina del 29 de octubre al 1 de noviembre de 2010, bajo el lema “La esperanza de los pobres, ¿y nosotros qué?”. Así rezaba el Manifiesto final de este XIV Encuentro Estatal de CCP, cuyo título remachaba rotundo “la riqueza de unos pocos es la pobreza de muchos”.
La crónica de este nuevo Encuentro estatal prácticamente vendría ya dada por el propio Manifiesto final que tenéis más abajo, ya que resume perfectamente el trabajo abordado en este puente de los Santos, tanto desde las ponencias de Fernando Bermúdez sobre “La esperanza latinoamericana en construcción” y de Concha Martínez y Asun García sobre el “Cómo construir la realidad”. También refleja el trabajo en grupos y el de los 6 talleres desarrollados. A saber: Ecofeminismo, Ética Laica, Ciudadanía y democracia participativa, Economía alternativa, Inmigración y DDHH o Salvémonos con la tierra.
Tan sólo cabría recordar todo lo que en estos encuentros suele ser ya habitual (acogida, buen rollito, fiesta, eucaristía, espacios para compartir, oraciones, …), aunque esta vez si cabe con unas mejores sensaciones, no sé si porque hacía más tiempo desde nuestro anterior encuentro (pues lo aplazamos cuando nos coincidió con el último de Redes Cristianas). Y especialmente señalaría tres de estas sensaciones, que son la acogida, la participación y los salesianos. La excepcional acogida de las comunidades mañas, probablemente con la media de edad más joven del país; la coparticipación en todas las actividades, que menos el folklore de la tierra que nos ofrecieron generosamente las buenas gentes del lugar, todo se hizo desde dentro, ya fueran ponencias, guardería o fiesta; y los salesianos que abrieron su casa, a los que si les hago esta mención especial no es sólo por su natural disponibilidad y acogida, que a fin de cuentas es lo que se espera de los hermanos que hacen este tipo de opciones, sino porque no han seguido la línea de coacciones con la que últimamente la iglesia organización nos viene cerrando todas sus puertas.
Y nada más en esta ocasión con el fin de que tengáis completas las declaraciones que concreta el Manifiesto que fue leído dentro de la emotiva Eucaristía vivida en esta importante cita y que parte en todos sus enunciados del reconocimiento explícito “como creyentes en Jesús de Nazaret”.
CONSTATAMOS que existe un monstruo que domina el mundo y que ese monstruo -del que ya nos habla el Apocalipsis-, no es sólo el imperialismo invasor de los EEUU, sino el mismo sistema capitalista neoliberal y globalizado que genera hambre en el mundo y enormes desigualdades.
BUSCAMOS la desaparición del capitalismo y del sistema social que lo sustenta, lo que implica un cambio de conciencia, una reducción de nuestro consumo así como la creación de alternativas diversas para la redistribución de la riqueza.
PROCLAMAMOS que toda injusticia con las personas inmigrantes nos impulsa a comprometernos en vivir más austeramente para que ellas puedan tener lo imprescindible.
REAFIRMAMOS que el seguimiento de Jesús de Nazaret tiene sentido para nosotros, es una fuente de esperanza y un impulso que nos anima a una constante renovación personal.
NOS SENTIMOS parte de una Iglesia libre y liberadora, que se construye desde la base y desde los valores que priorizan lo comunitario, la sencillez, la solidaridad y lo cercano.
APOSTAMOS por una Teología de la Liberación que si bien es concebida como un peligro para el sistema sigue siendo una importante fuerza para el cambio tanto allí en América Latina como aquí.
CONSTRUIMOS la realidad desde lugares precisos, pero desde CCP queremos que ese lugar sea el de las personas más marginadas y excluidas de nuestra sociedad. Nuestro prójimo son los rostros de la exclusión, son los rostros de las personas que emigran, de las que pasan hambre, de las personas refugiadas, de las personas mayores, de las mujeres, de las personas que pierden la libertad, de la juventud en paro, de los niños y niñas y también es el rostro de la Naturaleza.
NOS REPONSABILIZAMOS como creyentes, en la construcción de una ética laica comprometida con la liberación de cualquier víctima de la historia, comenzando por mirar desde esas víctimas, reconociendo su dignidad, manteniendo su memoria y pasando a las consecuencias políticas que toda opción por la justicia debe tener.
CREEMOS en nuestro potencial transformador para promover la participación igualitaria de varones y mujeres en la defensa, conservación y recuperación del medio ambiente, como forma de construir el Reino de Dios Padre-Madre anunciado por Jesús.
MANIFESTAMOS que la participación ciudadana y el compromiso político son responsabilidad de todas y todos, también de las cristianas y cristianos, ¡ya!
DENUNCIAMOS que ese monstruo, a través del sistema económico y financiero que impone, ha convertido al planeta entero en su mercado. Y que para ello se vale de unos tentáculos tales como sus organismos financieros (FMI, OMC, BM…), el terrorismo financiero, la creciente militarización y su loca carrera armamentística, el club Bildelberg o las mismas transnacionales.
PROTESTAMOS contra las agresiones que los patriarcados ejercen sobre el medio ambiente, sobre las mujeres y sobre los excluidos de este mundo.
NOS IMPLICAREMOS en la erradicación de la pobreza porque resulta contradictorio que en el “año europeo de lucha contra la pobreza y la exclusión social”, en España haya 9,5 millones de personas bajo el umbral de la pobreza, 5 millones de personas paradas y nuestro gasto social esté 7 puntos por debajo de la media europea. Nos interpela especialmente la actual situación de los jóvenes en paro que se enfrentan a un futuro incierto.
Y NOS COMPROMETEMOS a desenmascarar a ese monstruo y a los medios de comunicación al servicio de las corporaciones internacionales que lo aúpan, para que no genere más desigualdades, guerras, ni los más de 1000 millones de hambrientos en el mundo que, según la UNICEF, supone la muerte de un niño/a cada 4 segundos.
Y terminamos como lo hacía el citado manifiesto, recordando unas trovas de las que se cantaron el primer día en una de las presentaciones de los participantes: ¿Qué esperanza de los pobres,/ pueden los pobres tener,/ si gobiernan los mercados,/ Teilhard de Chardin en este mundo al revés?